NEOLIBERALISMO
EN COLOMBIA DURANTE LOS ULTIMOS TRECE AÑOS.
Se
tiene como principio que todo proceso económico, político y social debe ser
estudiado desde un contexto como el de la situación internacional. Lo anterior
especialmente enfocado a países cuyo desarrollo es y seguirá siendo
condicionado por dicha situación, como lo es el caso de los latinoamericanos.
Es por todo esto que la adopción del modelo neoliberal en Colombia debe
analizarse teniendo en cuenta las condiciones internacionales, regionales y
nacionales específicas.
En
Latinoamérica luego de la crisis económica vivida durante la década de 1980 y
al despuntar la siguiente década los regímenes de cada región sucumbieron a las
“bondades” del modelo neoliberal. Fue en ese momento donde se inició una
transformación económica encabezada por la élite neoliberal que se veía
conformada por una nueva generación de gobernantes, quienes tienen estrechos
vínculos con el capital y las instituciones financieras internacionales, al
igual son los portavoces de la burguesía y tiene muy buenas
relaciones con el sector financiero. Esta élite tiene un eje el cual está
conformado por los llamados tecnócratas, quienes han sido definidos como
individuos con una alta formación académica y que siempre han ocupado cargos
importantes dentro del sector público y el privado, la mayoría de ellos son
economistas bilingües, con compañeros de estudio que en la actualidad ocupan
altos cargos en bancos multilaterales y en el Fondo Monetario Internacional.
Son los llamados a tomar decisiones de índole político y económico. Los
tecnócratas neoliberales de Latinoamérica se han preocupado por presentar la
imagen de sí mismos como los salvadores de sus respectivas naciones en crisis.
A
lo que Colombia se refiere, la presencia de los tecnócratas en el poder que de
una u otra manera disminuyo la capacidad de intervención de los partidos
políticos tradicionales, aumento en alto grado en el periodo presidencial de
Virgilio Barco quien antes de llegar a tan alto cargo fue Director Ejecutivo del
Banco Mundial y Embajador en Estados Unidos. La élite neoliberal tuvo la opción
de consolidación definitivamente entre el gobierno de Virgilio Barco y su
sucesor Cesar Gaviria quien fuera Ministro de Hacienda y de Gobierno de su
antecesor.
En
febrero de 1990, se da inicio a la apertura económica dentro de un gran
despliegue. En ese momento se hicieron ajustes menores en materia de
restricciones cuantitativas y aranceles. Con la llegada de Cesar Gaviria a la
presidencia, es él quien toma entonces la decisión abierta de optar por una
apertura económica. En septiembre de 1991 se determinaron nuevas acciones para
profundizar la apertura, se hizo una reducción arancelaria que estaba planeada
para 1994, pero a pesar de las medidas tomadas durante los últimos tres meses
del mismo año y primeros de 1992, las importaciones continuaron registrando
niveles inferiores a los del año anterior. En Colombia la apertura no se adoptó
de manera drástica en un momento de crisis como se ha implementado en otros
países de América Latina sino que fue de una manera gradual, lo que permitiría
de alguna manera controlar resultados y compararlos con otros obtenidos
anteriormente. Sin embargo la evaluación inicial no fue muy satisfactoria, lo
primero fue que las cosas no funcionaron de acuerdo a lo anticipado por el
Banco Mundial, como segundo aspecto y paradójicamente en vez de mejorar las
importaciones se presentó un deterioro en ellas.
Con
la apertura económica se esperaba inducir a los empresarios a aumentar las
importaciones y a capitalizarse, en cambio y gracias a las malas condiciones
financieras estaban esperando ser reemplazados por la competencia
internacional. Por otro lado, el presupuesto fundamental del Banco Mundial que
presentaba una alta tasa de cambio que estimularía las exportaciones y no
desprotegería totalmente la economía nacional no se dio en ese momento como se
esperaba. Lo que se había previsto era que al bajar los aranceles provocaría
una elevación del tipo de cambio que estimularía una expansión de las exportaciones
no tradicionales, también se predecía que la mayor competencia conduciría a un
incremento de las importaciones esenciales y a la inversión, como se ha
planteado anteriormente estos dos factores esenciales descendieron y por si
fuera poco se estaban desestimulando las exportaciones. Para esos dos primeros
años de implementación de apertura económica en Colombia, Eduardo Sarmiento
Palacio plantea: “es indudable que el país no estaba preparado para llevar a
cabo una apertura económica. La liberación de importaciones requiere un proceso
previo de capitalización e incorporación tecnológica que no surge de manera
espontánea. También quedan valiosas enseñanzas. Los hechos no confirman el
supuesto fundamental de que la simple desprotección del mercado interno garantiza
la inserción internacional. Por el contrario, la expansión de las exportaciones
de manufacturas requiere una estructura industrial sólida capaz de sustentar
altos niveles de producción y productividad” .
Otro
aspecto importante que se dio en el gobierno de Gaviria fue en julio de 1991,
cuando la asamblea constituyente convocada por este gobierno adoptó una nueva
constitución después de revocar el mandato del congreso elegido el año
anterior. Estos dos episodios conexos configuran la culminación de un proceso
político puesto en movimiento por el gobierno Barco y fueron presentados por la
élite neoliberal como las mayores realizaciones del proceso de “modernización
institucional”, más conocido como el revolcón que se convirtió en el gobierno
de Gaviria en una prioridad.[5]
Lo
anterior hace entonces de la élite neoliberal el sector más privilegiado y
exclusivo de la sociedad colombiana, el más beneficiado con las reformas. El
gobierno planteaba argumentos con los cuales pretendía no hacer evidente los
beneficios obtenidos por el grupo neoliberal, como decir que el proceso de la
revocatoria del mandato del congreso había sido un triunfo del “país nacional”
sobre el “país político”, no obstante la composición del nuevo congreso
contradecía tal planteamiento, lo cual se vio representado en que el congreso
electo no mostró cambios reales.
La
adopción de la nueva Constitución, acentuó la tendencia a otorgar al presidente
fuertes poderes concernientes al desarrollo económico y social. Estos poderes
hacían referencia a algunos campos como la planeación económica, la política
fiscal, la elaboración del presupuesto nacional y el manejo de la deuda externa
y el comercio exterior. Dentro de la nueva constitución se hacen presentes
característica del modelo neoliberal, entre ellas las políticas de apertura
económica mencionadas anteriormente, la privatización y la integración
regional; otra de las características que afianza el modelo neoliberal es la
descentralización que busca debilitar las funciones del Estado central dando a
los departamentos y municipios facultades para utilizar y obtener recursos
financieros nacionales e internacionales.
Gaviria
se preocupó fundamentalmente en su gobierno por conseguir poderes que antes
ningún presidente tenía, entre esos el manejo de la administración
pública y la Rama Ejecutiva. El primer mandatario fue facultado para eliminar o
fusionar entidades públicas y para modificar la estructura de los Ministerios,
Departamentos Administrativos y otros organismos nacionales. Pero todo esto
solo ha sido de carácter negativo para la administración de justicia en
Colombia y todo el poder adquirido por el presidente Gaviria ha hecho de la
administración, una administración más caótica que nunca.
En
1993 durante el mismo gobierno se presentan dos hechos adicionales
sobresalientes para país, el primero fue como a partir de la Ley 37 del año
mencionado se le da al sector privado ciertos servicios de telecomunicaciones
lo cual representó un negocio multimillonario para algunos grupos económicos en
especial inversionistas extranjeros. Por medio de esta Ley se estableció que
solo habría dos redes de telefonía celular, favoreciendo a los dos elegidos
Comcel y Celumovil con un bimonopolio desde el comienzo porque ya no sería
posible que entraran más operadores. El segundo fue la Ley 100 del mismo año
donde la seguridad social solo sería para aquellos trabajadores con ingresos
estables con capacidad para pagarse sus propios servicios.
Terminado
el periodo de Cesar Gaviria asume la presidencia Ernesto Samper Pizano, quien
se desempeñó en el gobierno anterior como Ministro de Desarrollo y Embajador de
España. Durante la campaña presidencial de Samper tuvo como contendor a Andrés
Pastrana con el cual debió ir a una segunda vuelta para finalmente ser elegido
como el primer mandatario colombiano. Dos días después de las elecciones fue
acusado por Andrés Pastrana de haber recibido del cartel de Cali una importante
suma de dinero para financiar su campaña electoral. Después de investigaciones
realizadas por la Fiscalía se inicia el proceso 8.000 el cual puso en una
profunda crisis política al gobierno de Samper. Este proceso fue liderado a
control remoto por Estados Unidos, esto marcó la mayor intervención por parte
del Estado norteamericano desde la separación de Panamá.
Con
el escándalo que produjo el proceso 8.000 no solo se desestabilizó el gobierno
colombiano sino que también se originó un debilitamiento por parte del congreso
y los partidos políticos tradicionales, en especial el liberal. Esto ayudó a
posicionar cada vez más en el poder la èlite neoliberal que a su
vez desplazó a los sectores políticos tradicionales del dominio del
Estado. El gobierno de Samper se vio gravemente afectado por la intervención
norteamericana, tuvo que hacer concesiones, entre ellas todo lo que tenía que
ver con la agenda en contra del narcotráfico. También el nuevo presidente debió
aumentar las dádivas a la inversión extranjera, generando así un mayor
posicionamiento del modelo neoliberal. A pesar de haber cedido a los caprichos
de la potencia del norte, el gobierno de Bill Clinton no quiso incluir a
Colombia durante 1996 y 1997 entre los países con “certificado” contra el
tráfico de drogas; ya en 1998 fue levantada esta sanción pero de igual manera
el país continuó excluido de la lista de países con “certificado”.
El
neoliberalismo tiene inmerso el clientelismo, donde el apoyo que se le es dado
al gobierno es retribuido con empleos y prebendas. Durante los años 90 los
mandatarios han hecho modificaciones que buscan la modernización de dichas prácticas
con el fin de adoptarlas a las nueva condiciones políticas y sociales. Los
gobiernos de Gaviria y Samper no han sido exentos del uso del nuevo tipo de
clientelismo y un ejemplo claro fue la creación del fondo especial para
emergencias y seguridad social en 1991 por la Asamblea Constituyente; otro
aspecto clientelista en el periodo de Gaviria fue la fundación de Colfuturo
realizada por la primera Dama; se esperaba que con esta entidad privada se
ayudara a una gran cantidad de personas a realizar sus estudios profesionales
pero desde el principio las irregularidades en su manejo se hicieron presentes.
A
lo largo de los últimos seis años el modelo neoliberal se ha reafirmado en su
ejecución como en sus consecuencias sociales, políticas y económicas para el
país, el principal lunar que este modelo económico ha dejado en Colombia es sin
duda alguna la creciente tasa de desempleo, que para el 2001 alcanzó una tasa
del 20.3%, casi el doble de la reportada en 1990, la cual fue de 10.6%. Es este
indicador el más representativo de los niveles de pobreza que se ha alcanzado
en nuestro país, además de los niveles de subempleo que ya alcanzan el 30%.
El
neoliberalismo ha puesto en desventaja a la industria Colombiana, pero sobre
todo uno de los más grandes damnificados es el sector agrícola, y es que
resulta imposible para el agro ser competitivo cuando sus competidores reciben
subsidios por parte de sus gobiernos - Como ocurre en la Unión Económica
Europea y en los Estados Unidos de Norteamérica.- y ofrecen por esta causa
productos más baratos que los Colombianos. Esto ha llevado a crear mayor
pobreza en el país y mayor riqueza en los países que le venden los bienes a
Colombia.
El
neoliberalismo aunque se percibe como un arma económica, éste es un arma que
actúa en todos los frentes posibles, tanto en lo económico, como en lo político
y social. La política resulta como el medio por el cual el neoliberalismo
consolida sus intereses, si tenemos en cuenta la representación desigual de los
sectores de la sociedad ante el Estado explica que quienes tienen mayor
influencia tienen mayor posibilidad de ser escuchados o atendidos en sus
exigencias, estas de carácter neoliberalista o de estos lineamientos en los
últimos años.
Refiriéndonos
al cuatrienio de 1998-2002, periodo gobernado por el presidente Andrés
Pastrana, podemos observar como bajo la cortina de un proceso de paz se dio una
explosión del modelo neoliberal, si traducimos esto a cifras se puede ver que
el PIB sólo creció al 5% anual, es decir, que reportó un decrecimiento del 4%
al respecto del año 1990, el ingreso per cápita de los colombianos resulta
inferior al observado a principios de este gobierno y la pobreza paso del 50%
al 62% de la población, ahora, estas cifras aunque dan una idea de la crisis
social que atraviesa Colombia, no reflejan con exactitud la realidad
socio-cultural de millones de colombianos, la cual más que vista en cifras, se
encuentra reflejada en el día a día de las ciudades de nuestro país.
El
descalabro económico se evidencia con ejemplos como que en 1999 el PIB cayó el
4.5%, el desempleo subió el 20%, las empresas industriales perdieron la mitad
de su patrimonio, -lo cual las obligó a recortar gastos y por ende personal- el
amplio sector de las clases medias y bajas tuvieron que entregar sus viviendas
a los bancos por la imposibilidad de realizar sus pagos, además de la
insolvencia del sector financiero a causa de las gigantescas carteras en mora.
Este descalabro dejo expuesta a la economía Colombiana a un elevado desempleo,
y a la depresión del consumo debido a la reducción de los ingresos laborales,
ahora, los ajustes o medidas que se aplicaron resultaron más nefastos que la
enfermedad, por ejemplo, la reforma tributaria provocó una fuerte reducción en
la capacidad de compra, lo cual borró inmediatamente cualquier vestigio de
reactivación económica. El mayor error del gobierno fue el confiar en el crecimiento
económico del modelo neoliberal aperturista de exportación de productos básicos
y de ensamble, sin tener en cuenta que los países socios y vecinos también
estaban pasando o ya se encontraban en una crisis económica, lo cual se vio
reflejado en una reducción de las exportaciones.
Las
preguntas que surgen al respecto de la política neoliberal Colombiana son
innumerables, sin embargo resulta propio preguntarse: Si Colombia realizo la
implementación del neoliberalismo de forma tan diligente, ¿Por qué se han dado
resultados tan nefastos?
Aunque
el neoliberalismo ha introducido en nuestro país cambios institucionales,
descentralización administrativa, apertura económica, autonomía del Banco de la
Republica, privatizaciones -Como la del complejo Minero del Cerrejón,
adelantada por el gobierno Pastrana-. El incremento del gasto público social,
la reforma al régimen de salud, la nueva legislación laboral, etcétera, el
problema del neoliberalismo radica en su concepción, ya que este modelo fue
creado pensando en los países industrializados, pudientes, los cuales no tiene
problemas sociales, políticos y económicos de la envergadura de los problemas
de los países latinoamericanos y más concretamente Colombia, es entonces que no
puede esperarse que un modelo económico diseñado sin tener en cuenta la pobreza
absoluta, por no decir miseria, el conflicto armado, la guerrilla, los
paramilitares, la delincuencia común, la elevada corrupción, la marcada
desigualdad social, el narcotráfico, el terrorismo y los intereses individualistas
-y eso que se nos escapan muchos otros factores-, funcione a la perfección o
por lo menos con más efectos positivos que negativos en un país como Colombia
donde todos los males sociales, económicos y políticos parecen existir.
Aunque
el modelo neoliberal busca desentender al Estado de los asuntos económicos, un
ente que tomó partido en el debate económico neoliberal fue la corte
constitucional, cuando admitió la inconstitucionalidad de la emergencia
económica que se dictó mediante decreto 2330 de 1999 por el presidente Andrés
Pastrana, para hacerle frente a una supuesta crisis financiera. Con el fallo
emitido la corte constitucional planteó un gran debate al modelo neoliberal
establecido en Colombia refiriéndose a este así: “Por encima de cualquier
implicación social está la rentabilidad financiera incluso tratándose de los
temas del estado.”
La
corte argumenta también que desde los años 90 se instaló la idea de que el
desarrollo económico está ligado en gran proporción a lo que hagan los particulares,
y lo que haga el Estado resulta marginal, es así como el Estado también pasa a
ser marginal en el equilibrio social, si tenemos en cuenta que este también
depende de la economía. Según esta idea la administración pública resulta
condenada a la privatización, ya que los particulares son más eficientes, es
entonces de esta sed privatizadora que se ha privilegiado a unos pocos,
sacrificando al estado social de derecho.
Lo
cierto e innegable es que la economía Colombiana es dependiente y vulnerable a la
política de las economías dominantes, lo cual hace que toda estructura social,
política y lógicamente económica resulte influenciable por las decisiones de
las economías dominantes, es entonces donde vemos como todo este descalabro
económico del cuatrienio Pastrana contrasta con las excelente relaciones
internacionales de ese gobierno, sobre todo con la marcada relación entre el
gobierno Pastrana y el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica. Resulta
entonces pensable que el gobierno Pastrana se dedicó a recibir órdenes de sus
superiores, aunque esta afirmación la mayoría de los colombianos la apoyarían
la verdad permanece como reserva del sumario.
Aunque
el gobierno Pastrana se caracterizó principalmente por los acercamientos del
proceso de paz con las FARC, -los cuales resultaron un circo- otra gran
característica de este gobierno fueron las crecientes protestas y paros
realizados por las centrales obreras como lo son la CUT, CTC, CGTD,
CPC, protestas las cuales rechazaban el modelo neoliberal atribuyéndole la
bancarrota del campo y la industria, el agudo deterioro social, los despidos
masivos de trabajadores, el crecimiento de los impuestos y el pago de la deuda
externa el cual llegó al 50% del PIB del país.
Refiriéndonos
al último año, es decir, al año de gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez,
podemos ver como la reestructuración del Estado ha sido un punto clave en su
política de gobierno, pero una de las mayores medidas dentro del ámbito
económico y de las que mayor interés y expectativas despierta es la búsqueda
del TLC -Tratado de Libre Comercio- y el ALCA -Área de Libre Comercio de las
América-.
Sin
duda alguna aunque estos tratados buscan posicionar a los productos colombianos
en el extranjero y bajo aranceles muy favorables, la realidad resulta peligrosa
para Colombia, debido a que sobre todo el TLC propiciará un mayor
intervencionismo en los asuntos políticos y económicos de nuestro país, con las
consecuencias que ello trae. Además los productores colombianos estarían en una
ruleta en la cual no es posible saber si los beneficios anunciados con estas
políticas aperturistas serán una realidad. De todas formas puede resultar
factible que el riesgo sea digno de correr, pero
no se debe olvidar que la competencia será dura, es
lógico que ninguna compañía extranjera tumbará el mercado del bocadillo veleño
o de la exportación de artesanías en mimbre, pero se debe ser conscientes de lo
que podrá pasar con las compañías que tendrán que competir con grandes
multinacionales de su actividad económica, organizaciones que tendrán que
disminuir costos, esto generalmente acudiendo al recorte de personal.
Estos
nuevos tratados de libre comercio amplían el impacto del modelo neoliberal
aperturista, y al país que no se encuentre en condiciones sociales, económicas
y políticas, lo priva de la capacidad de buscar un desarrollo sostenible,
estancándolo como un país productor de materias primas, es así que si no se
hace una reglamentación a conciencia de los tratados de libre comercio buscando
un beneficio de estos para los países que más lo necesiten, Colombia vera morir
su incipiente producción industrial a cambio de una industria netamente
artesanal.
A
través de la historia Colombia ha sido dependiente de factores políticos y
económicos externos, los cuales han influenciado en las decisiones internas de
nuestro país. De tal forma que este ha sido víctima de una especie de
clientelismo global, donde estamos obligados a pagar por favores recibidos por
medio de concesiones a países y organismos internacionales permitiéndoles un
acceso indirecto a las decisiones políticas y económicas. El neoliberalismo ha
creado también un clientelismo interno en todos los organismos del Estado
cobijando a algunos entes privados.
Desde
nuestra perspectiva el neoliberalismo es negativo porque no se ha reglamentado
de acuerdo con la condiciones y necesidades reales de Colombia, puesto que se
adoptó sin tener en cuenta las circunstancias tecnológicas, financieras,
sociales y educativas, entre otras variables relevantes dentro del contexto
particular.
Otro
efecto desfavorable de esta corriente es la sectorización en el manejo de la
sociedad, debido a que grupos con tendencia a ser cada vez más pequeños dominen
los intereses comunes convirtiéndolos en conveniencias particulares. De tal
manera que los sectores menos beneficiados se encuentran ante la dificultad de
alcanzar un verdadero desarrollo social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario